«Noche y niebla en Japón» de Nagisa Oshima. Sobre el conflicto interno de toda agrupación.

Me parece no es raro tener un desencanto generacional, y decepcionarse, o quizás nunca haber tenido una estima, solo darse cuenta mecánicamente de lo desastroso de la «generación». Pero bueno, lo que une a una generación, ¿Es tan fuerte? Haber nacido en una misma época y haber vivido el mismo tiempo histórico con tu pares, tendría que serlo. Hay cierto lugar de la experiencia que es compartida, pero en realidad no tanto supongo. Digamos los factores sociales, económicos o hasta sensibles (personales) configuran las experiencias (y las formas de esta) así una generación nunca tendrá realmente una gran experiencia conjunta. Además de que el paso del tiempo termina poniendo a cada generación en su lugar «histórico», se diría el mundo tiene que seguir, y entonces sigue el desencanto, por que este surge creo del pensar que algo sería radicalmente distinto. Me parece que lo que une a todas las generaciones bajo el concepto de «generación» es más fuerte que lo que distingue a cada una, el acoplamiento  a su lugar en el tiempo concreto a estar entre la generación pasada y la generación que vino después me parece es más fuerte que lo que los distingue. Pero todo tiempo en la vida es presente, y es ahí es donde los actos «generacionales» tendrán sentido, por que luego cualquiera podrá apropiarse de lo que se ha creído tan propio, de lo que cada cual llamaba «mi generación», para poder usarlo, pensarlo, o simplemente traerlo a colación, en su tiempo presente.

El tema generacional es importante en Oshima, su separación y critica a su propia generación lo es, fue parte de una generación que incluso por encima de las nacionalidades compartía una disconformidad que parecía en «sintonia». Pero Oshima tuvo también este «desencanto» que es el que dio forma a sus primeras películas y que también lo aisló justamente de su generación, por lo menos respecto a su militancia de izquierda, aunque el seguiría su «lucha» en el ámbito cinematográfico digamos (también fue luego de sus primeras tres películas apartado del ámbito de los estudios pasando al cine independiente)

Una de las películas de esta primera etapa es «Noche y niebla en Japón» de 1960, donde Oshima da un paso atrás y hace un critica muy fuerte a las agrupaciones estudiantiles de izquierda, y a las formas de pensar y tratar los temas políticos en las mismas.En la película de Oshima se ve  el cinismo que se ha apropiado de esa Juventud que clamaba el cambio, parece que no solo la frustración es por donde a nacido el cinismo, los mismos sistemas de organización política son los que han llevado a eso, el sistema no es suyo, no es propio de su generación, es algo que esta desde hace muchos años, un sistema de posiciones políticas herméticas cuya necesidad de cuestionamiento serios internos junto a la necesidad de mostrarse de cierta manera (no necesariamente para mantener coherencia política, si no para poder estar, para poder estar en el sistema de competencia, donde la forma de la mirada es necesariamente  la de la auto publicidad) hacen que los único que los una es una canción que se insiste en entonar a cada momento para reforzar el sentimiento de pertenencia y acallar cualquier otra cosa, pareciera que el ser o el parecer conjunto siempre sera superficial. La película termina con un personaje diciendo un discurso sobre lo importante que son ellos como agrupación política más allá de que los sucesos que  los han separado a cada uno ideológica y políticamente de manera irremediable. Toda la desunión interna de la agrupaciones esta representada a través del uso de las formas cinematográficas, con largos planos secuencias que evitan el corte posterior del editor, con un relato temporalmente fragmentado, donde el pasado entre en conflicto con el presente en todo momento.

La forma, los conflictos, incluso los reclamos de las agrupaciones representadas en la película son extremadamente actuales. Y hacer comparaciones con el presente no sería odioso si no casi natural.

Gabriel Von Sprecher